jueves, 7 de enero de 2010

Avatar y otras pelis

No siempre resulta fácil acertar con la recomendación para una determinada edad de una película. Digo esto pensando en Avatar, la cinta de James Cameron, que tantas expectativas había despertado, tanto éxito comercial y de crítica ha cosechado, y que resulta tan entretenida, espléndida y deslumbrante desde el punto de vista visual como limitada si nos fijamos en su argumento (romance, acción y batalla entre el bien y el mal), y en la construcción de sus personajes (en especial el del comandante Quaritch que, por su simpleza, parece más propio de una película infantil o juvenil).

Me llama la atención que la película esté recomendada para mayores de 7 años, porque aunque su mensaje es claramente antibélico, ecologista y hasta espiritual, sus escenas, en ocasiones, resultan de una violencia extrema. La batalla final, tan conseguida, dura alrededor de 20 minutos, así que podríamos decir que es cine de guerra, pacifista... y para niños.

La cinta, muy entretenida, por otro lado, consigue mantener la atención del espectador, de los mayores y también de los niños, durante sus más de dos horas y media de duración, lo que, sin duda, es un gran mérito.

Cuando digo que es difícil clasificar una película y recomendarla para una determinada edad pienso también en Número 9, una peli clasificada para mayores de 13 años, que muestra un mundo irreal, casi literario, de cuento de ciencia ficción, al que la estupidez humana podría, supuestamente, conducirnos. Supongo que por eso, y por algunas de sus inquietantes y estresantes escenas, ha sido clasificada así. Lo cierto es que si Número 9 se considera para mayores de 13 años se queda sin público, excepto por los pocos amantes de cine de animación bien hecho que puedan disfrutar viéndola.

Mi opinión es que los niños (aunque cada uno es un mundo y sensibilidades hay de todas las tonalidades) son mucho más inteligentes de lo que pensamos, o de lo que los hacemos, y también que hay una doble moral, que no acabo de entender, en esto de juzgar lo que debería ser visto y lo que no por ellos.